lunes, 7 de febrero de 2011

Y CAÍA LA NOCHE...

Y caía la noche, la luz del sol se ocultaba… y caía la noche, la luna asomaba su rostro… y caía la noche, la penumbra empezaba a rodearnos.
Mis ojos escasamente lograban ver un rostro ajeno, la poca gente que había caminaba fríamente. En frente de mi existía una avenida, un camino, una senda que me llamaba “no temas a lo desconocido, no hay nada en la luz, que no esté en la oscuridad” dijo mi acompañante para que siguiera andando.
Tenía miedo, algo desconocido me deparaba… y tenía miedo, no existía en mi fuerza para seguir en la penumbra... y tenía miedo y a mi acompañante no se le ocurría pronunciar palabra alguna… y tenía miedo pero necesitaba seguir andando.
Mis oídos escuchaban pequeñas cosas, que me daban miedo; oía el respirar mi sombrío acompañante, oía también el maullido de gatos; sus ojos color carmesí parecían penetrar en mi alma “no te preocupes, pronto no sentirás miedo ni pena ni dolor”
Y odiaba, no me importaba porque… y no pensaba en nadie en específico… y odiaba, a mi mente venían escenas de mi vida… y odiaba, empezaba a ver rostros que no lograba identificar… y odiaba, sus rostros se quedaron grabados en mi mente… y las odiaba, a ambas; un par de seres que no quería recordar; pero lo hacía, las recordaba.
Sentía mi propio pulso, sentía la presencia de aquel que caminaba sin ninguna preocupación; a mi alrededor, la neblina empezaba a nublar mi vista “no necesitas ver hacia a donde vamos, con solo seguirme estarás bien”
Y recordaba, cosas bellas… y recordaba, cosas amargas… y recordaba un rostro nuevo… la recordaba; a ella, mi musa, esa creatura hermosa que creaba conflictos en mi interior. Y recordaba… que no le había dicho aquellas palabras… pero ya era demasiado tarde.
Me estaba ahogando, por este sabor terrible indescriptible, este sabor que mi boca llenaba; y poco después nada…
No podía oler ya nada, ni sentir, mi mente en blanco se quedaba; nada mas tenia, el tiempo se había terminado; habíamos llegado.
¿Vez? el camino no era tan largo como creías—dijo sonriendo—Tan largo fue el camino, como provechoso tu destino; sabes que no eres el primero y mucho menos el ultimo; pero eres especial, o por lo menos, este momento debe ser especial; después de todo:

SOLO SE MUERE UNA VEZ



MORGAN OUT

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