miércoles, 23 de febrero de 2011

Puedo escribir los versos más tristes esta noche

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos."
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como esta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche esta estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque este sea el ultimo dolor que ella me causa,
y estos sean los últimos versos que yo le escribo.

PABLO NERUDA

domingo, 20 de febrero de 2011

CAPITULO 2

THE DARKNESS CASTLE
SACRA ESPADA
Capitulo II
El inicio de la travesía



Mientras escribo estas líneas; la vanguardia de los magma dragons se acerca a Promuria; nuestro pueblo no puede soportar mas ataques; estoy convencido de que el día de hoy, PROMURIA CAERÁ.
A pesar de nuestro pasado de interminables luchas; nuestros pueblos siguen siendo hermanos; a pesar de que no tenemos siquiera una relación cordial, ruego ante la ancestral alianza[1] que me concedas un ultimo favor.
Junto con esta carta, envió los restos de la espada de Rómulo y el escudo de Remulo que hasta el día de hoy nuestro pueblo ha atesorado; junto con los antes mencionados objetos, envió la llave de Promuria; envió también a los últimos descendientes de nuestra dinastía; uno de ellos, el mayor, es mi propio hijo.
Pido a los astros; puedan reconstruir una nueva Promuria. El santuario de Promuria guarda un secreto más grande que las que unas paredes puedan resguardar.
Sobre manera, agradezco que atienda a estas palabras.
Atte. David Albert Magnus.
REY DE PROMURIA POR MI ESTIRPE HABLARA MI ESPIRITU
QUE  NO ACALLE MI VOZ NI LA MUERTE MISMA,
QUE HABLEN POR MI LAS ACCIONES DE MIS
ANTEPASADOS Y LAS DE MIS DESCENDIENTES

Hijos míos Empezó diciendo el rey, a la víspera de la partida de los guerreros­el día de hoy parten al encuentro de su destino; espero, al igual que lo desea toda Romalia, que vuelvan con bien a esta que ha sido, es y será siempre su casa. Quiero entregarles, un ultimo, pero no por ello menos importante presente. A ti David; te entrego la espada de Remulo, Asires; mientras que a ti, Albert, te entrego el escudo de Remulo, Abelus Les entregó las correspondientes armas y prosiguióen nombre de la humanidad; parten hoy para enfrentar a un adversario, un adversario que podría ser la clave de la victoria de los dragones; espero ante todo que puedan volver con bien.
Habían pasado 16 años desde la llegada de David y Albert; partieron a Promuria en busca de valor, el valor que sin duda les haría falta para enfrentar a Drakus; los hermanos (pues son hermanos, aun cuando no lleven la misma sangre en sus venas) caminaron solos hacia su destino.
Sin mayores contratiempos llegaron a Promuria, en donde los esperaban sus maestros; El conde Tobalovsqui guardaba a la entrada del pueblo.
La impresión fue terrible; si bien es cierto que ambos sabían de la destrucción de su pueblo; con la luz de el atardecer detrás de ellos, el pueblo parecía seguir ardiendo en llamas; algo era inusual, las casas que ahora eran polvo, tenían marcas de garras, nuevas quemaduras y golpes. Una batalla se había librado hace no mucho en este lugar.
La Prueba mas concreta fue encontrar los cuerpos de diecisiete dragones, esparcidos por la plaza principal: siete de ellos, Dragones de las montañas, completamente descuartizados; cuatro mas, White Dragons con  todas sus corazas dispersas por el lugar; cinco Magma Dragons con grandes muestras de agresiones por todo el cuerpo; y un magma dragón mas, petrificado[2], pero completamente inmaculado.
Los guerreros quedaron sorprendidos, eran concientes de los poderes y maldiciones ancestrales que tenían la sangre de los dragones; pero, por primera vez tenían la oportunidad de verlo, tan hermoso y mortífero, la creatura que mas detestaban, un dragón yacía inmóvil e indefenso delante de ellos.
Se empezó a escuchar un latido, tan estridente y ensordecedor como ningún otro, las calles destruidas de Promuria parecían querer amplificar ese sonido, al tiempo empezó a escucharse una pausada respiración.
Justo en el momento en que el sol se oculto, aquella pausada respiración dio pie a un gruñido estridente; frente a los guerreros y Jon, extendió sus alas el Magma dragón, y con voz monocorde, como de quien lee una carta, dijo:
— Habéis llegado sanos y salvos guerreros, el emisario de los Magma Dragons los a esperado para ofrecerles el favor de Draket Darmos, Magno Deterio y Dragón Legendario de los Magma Dragons; si aceptan una alianza con nosotros, vengan a verme en Crematoria; que según su decisión podría resultar el averno o el paraíso. Gracias por su cordial atención. —
Después de estas extrañas palabras el dragón se esfumo en una llamarada; a pesar de la conmoción ocasionada por lo sucedido, Jon Von Tobalovsqui ni siquiera se inmuto; después de 16 años tratándolo, los jóvenes habían dejado de sorprenderles este hecho; sin embargo, ni siquiera Jon pudo negar lo extraño de este acontecimiento, más aun, se mostraba tan o mas molesto que los hermanos cuando hablo con su ya común tono elocuente pero macabro que utilizaba cuando era reflexivo.
— Interesante; asqueroso, pero interesante—
— ¿Qué es tan interesante? — pregunto bruscamente David.
— De entre los Dragones, los Caos[3] son los más renuentes a firmar una alianza con los humanos, aseveran, no sin Razón, que los humanos siguen buscando la forma de erradicarlos —
— No ahí Razón para precipitarnos, tenemos un objetivo, primero debemos ir a Darkness Castle, después… — pero Alberth fue interrumpido por el golpe (zape) que le propino su hermano.
— Acaso no lo as entendido Albert, son precisamente ellos los que provocaron este desastre; sino fuese por ellos… —
— No los culpen jóvenes — comento una voz sombría, pero conocida; de entre las oscuras callejuelas, surgió un hombre; de mediana estatura y atrozmente vestido; pero al igual que con su repentina aparición, los presentes no se mostraron sorprendidos— Tenemos que movernos, el crepúsculo a pasado; el plan a cambiado —
— ¿Qué pasa Melcashia? No es común que apruebes cambios en los planes — dijo inquisitivamente Jon
— No tenemos otra alternativa, alguien advirtió a los drakos guardias; saben que nos dirigimos hacia el castillo; lo único que podemos hacer, es usar a los Grifos[4].
Entonces, como si hubiesen estado ahí todo el tiempo, las bestias caminaron hacia ellos. Tres hermosos Grifos con sus monturas, pero aquí había algo inusual, las matemáticas nunca mienten, ¿Por qué tres, habiendo cuatro personas ahí? Pero la respuesta llego antes de que alguien hiciera la pregunta. Para toda respuesta apareció el mismo Sócrates que comenzó a dar órdenes a sus subordinados.
— Tenemos trabajo por hacer, Jon trasládate al punto alfa, Melcashia ira contigo, eviten ser detectados, me parece que los orcos de esta región están alertas, han muerto un par de lacayos que tenia de vigilantes; Melcashia hoy hay luna llena; aprovechen esta ventaja, solo distraigan a los dragones; no maten a ninguno, no empiecen algo que no puedan terminar; nos veremos en el “puente” tienen  dos horas—
Después de estas palabras, Jon y Melcashia desaparecieron, Sócrates se dirigió hacia los grifos y monto al único macho del grupo.
— Ahora que esperan, una invitación formal, monten, estamos a destiempo; no se recriminen, en parte es mi culpa; muévanse — golpeo lo los costados del Grifo y este se elevo en el aire.
Como en tantas otras ocasiones, los jóvenes montaros rápidamente a sus Grifos, ya en el aire, emprendieron un rápido viaje, se notaba que David continuaba receloso, pero prefirió guardarse sus comentarios mientras volaban en dirección contraria hacia su destino. Aterrizaron suavemente sobre un inusualmente verde pasto. Tan pronto como sus pies tocaron el suelo, David soltó de golpe todas las dudas que tenia.
­— ¿Qué demonios esta pasando Hipnos? ¿A donde nos dirigimos? ¿Qué paso con el plan original? —
— Se te ha subido eso de ser príncipe ¿No? El plan tubo que ser cambiado, fin de la discusión— El joven intento reclamar pero Hipnos hizo un ademán para que se callara — Estamos muy atareados, sabes perfectamente cual es tu misión, no me decepciones; de ahora en adelante solo soy un espectador—
— Solo quiero entender que pasa; tenemos derecho—
— Nos dirigiremos-dijo elevando la voz como señal para que guardase silencio- a través del portal, a los paramos del norte; un par de mis lacayos nos darán la señal de que la maniobra de distracción a funcionado y nos dirigiremos al puente; no tenemos tiempo de preparar un nuevo plan; entraremos en acción dentro de hora y media. Eso es todo lo que deben saber, ahora pasen através del portal.
David seguía circunspecto; pero Albert tomo su brazo y lo empujo hacia el portal. La sensación que un portal de luz[5] produce es escalofriante; la tensión corporal aumenta, casi preferirías morir; pero un segundo después apareces jadeando en un nuevo lugar y el aire vuelve a entrar en tus pulmones.
Luego de dos segundos apareció también Hipnos Y empezó a contarles los detalles.
-- Ya que tenemos un poco de tiempo y están interesados en saber, les contare que pasa, siéntense; se darán cuenta de muchas cosas.

La explicación de Hipnos no fue nada agradable pero los jóvenes se dieron cuenta de que era hora de actuar.


EL MOMENTO DECISIVO HA LLEGADO

NADIE OLVIDARA ESTE DÍA


[1] Alianza Ancestral: Humanos y elfos firman en el 750 el tratado de Tormador; jurando paz entre los pueblos y en lo posible auspicio entre ellos.
[2] Los White Dragón y los Magma Dragons son la dos caras de la moneda; ambos, malditos desde la era mitológica (A. de H.) a quedar petrificados a consecuencia directa de el sol; los white dragón se petrifican en ausencia del sol mientras que los Magma Dragons se petrifican por la presencia del mismo
[3] pese a que se les nombra como Magmas, también se les conoce como Caos, pues es el nombre que tenían en un principio, antes de la maldición impuesta sobre ellos.
[4] Grifo: Creatura Mitológica, con la mitad delantera de un halcón y la posterior de un caballo.
[5] Portal de luz: Hechizo de máxima dificultad que crea una puerta espacio-temporal; este hechizo se caracteriza por su imprecisión cuando es creada por magos inexperto o cuando las fluctuantes mágicas son afectadas.

otra de esas que estan chingonas

¿LE IMPORTA A UNA ABEJA?
ISAAC ASIMOV

La nave comenzó por ser un esqueleto mecánico. Poco a poco, se le fue cubriendo con una piel brillante
por encima y con unas interioridades de extraña forma instaladas dentro.
Thornton Hammer era entre todos los individuos (menos uno) involucrados en el crecimiento, el que
hacía físicamente menos. Quizá por este motivo era por lo que estaba tan bien considerado. Manejaba los
símbolos matemáticos sobre los que se basaban las líneas trazadas sobre papel milimetrado y sobre las
que, a su vez, se basaba el ensamblaje de las masas y formas de energía que entraban en la nave.
Hammer observaba ahora por medio de ceñidas y oscuras gafas. Sus lentes captaban la luz de los tubos
fluorescentes del techo y la devolvían como reflectores. Theodore Lengyel, representante local de la
corporación que financiaba el proyecto, estaba a su lado y señalando con el dedo extendido, dijo:
—Allí está. Ése es el hombre.
—¿Se refiere a Kane? —se fijó Hammer.
—El individuo del mono verde con una llave inglesa.
—Es Kane. ¿Qué es lo que tiene en contra de él?
—Quiero saber lo que hace. Es un idiota.
Lengyel tenía la cara redonda, gordezuela y con un leve temblor en la mandíbula.
Hammer se volvió a mirarle, reflejando en su flaco cuerpo un aire de absoluto desagrado.
—¿Ha estado usted molestándole?
—¿Molestarle yo? He estado hablando con él. Mi obligación es hablar con los hombres, averiguar sus
puntos de vista, recoger información con la que organizar campañas para mejorar la moral.
—¿Y en qué sentido le molesta Kane?
—Es insolente. Le pregunté qué efecto le hacía trabajar en una nave que pronto llegaría a la Luna.
Comenté que la nave era un camino hacia las estrellas. Quizá me pasé un poco con el discurso, exageré
algo, pero él se marchó de la forma más grosera. Le llamé y le pregunté:
— ¿Por qué se marcha?
—Porque estoy harto de este tipo de discursos —dijo—. Me voy a mirar las estrellas.
—Bien —asintió Hammer—. A Kane le gusta mirar las estrellas.
—Era de día. Es un idiota. Desde entonces vengo observándole, y no trabaja nada.
—Ya lo sé.
—Entonces, ¿por qué lo conservan?
Hammer contestó con inesperada violencia:
—Porque lo quiero por aquí. Porque es mi suerte.
— ¿Su suerte? —barbotó Lengyel—. ¿Qué demonios quiere decir?
—Quiero decir que cuando le tengo cerca, pienso mejor. Cuando pasa por mi lado, con su maldita llave
inglesa en la mano, se me ocurren ideas. Lo he notado ya tres veces. No me lo explico: ni me interesa
explicármelo. Ha ocurrido. Se queda.
—Está bromeando.
—En absoluto. Ahora déjeme en paz.
Kane estaba con su mono verde y su llave inglesa en la mano.
Se daba cuenta vagamente que la nave estaba casi lista. No estaba diseñada para transportar a un
hombre, pero había sitio para él. Sabía esto como sabía muchas cosas más: cómo apartarse de la gente la
mayor parte del tiempo; cómo llevar una llave inglesa hasta que la gente se acostumbró a verle con ella y
dejaron de fijarse en él. La atmósfera protectora consistía en pequeñas cosas como esa..., llevar la llave
inglesa.
Tenía deseos que no entendía del todo, como mirar a las estrellas. Después, poco a poco, su atención
se limitó a mirar las estrellas con un vago anhelo. Luego, a cierto punto determinado. Ignoraba por qué
precisamente aquel punto. Allí no había estrellas. No había nada que ver.
El punto se encontraba en lo más alto del cielo nocturno a final de primavera y en los meses de verano.
A veces se pasaba la mayor parte de la noche mirando el punto hasta que se hundía en el horizonte al
sudoeste. En otras épocas del año se quedaba mirando el punto durante el día.
Había algo en su pensamiento en relación con ese punto que no acababa de cristalizar del todo. Algo
cada vez más fuerte y, a medida que pasaban los años, más tangible y ahora casi estallaba en busca de
expresión. Pero aún no estaba del todo claro.
Kane se revolvió inquieto y se acercó a la nave. Estaba casi completa, casi entera. Casi todo encajaba
perfectamente.
Porque en su interior, bien entrada la proa, había un hueco algo mayor que un hombre. Mañana, el
camino estaría bloqueado por los últimos instrumentos y antes de eso había que llenar el hueco. Pero no
con algo que ellos hubieran planeado.
Kane se acercó más. Nadie se fijó en él. Estaban acostumbrados a verle.
Había que subir por una escalerilla metálica y una maroma que había que arrastrar hasta llegar a la última
abertura. Sabía dónde estaba, como si hubiera construido la nave con sus propias manos. Subió la
escalerilla y trepó por la maroma. De momento no había nadie allí, na...
Estaba equivocado. Un hombre.
Éste le preguntó vivamente:
— ¿Qué estás haciendo aquí?
Kane se incorporó y sus ojos vagos se quedaron mirándole. Levantó la llave inglesa y la dejó caer sobre
la cabeza del que le había hablado. El hombre (que no había hecho ningún esfuerzo para esquivar el golpe)
se desplomó.
Kane le dejó en el suelo, despreocupado. El hombre no estaría inconsciente por mucho tiempo, pero lo
bastante para permitir a Kane meterse en el hueco. Cuando el hombre despertara no se acordaría para
nada de Kane, ni por qué había perdido el sentido. Habría simplemente cinco minutos borrados de su vida,
cinco minutos que nunca encontraría, ni echaría en falta.
En el oscuro hueco no había, naturalmente, ninguna ventilación, pero Kane no le dio la menor
importancia. Con la seguridad del instinto, trepó hacia arriba en dirección al hueco que iba a recibirle, y se
quedó allí, jadeando, perfectamente encajado en la cavidad, como si fuera un vientre.
Dentro de dos horas empezarían a introducir el último de los instrumentos, cerrarían las compuertas y
dejarían allí a Kane, sin saberlo. Kane sería el único pedazo de carne y sangre dentro de una cosa de
metal, cerámica y combustible.
Kane no temía ser descubierto antes de ser lanzada la nave. Nadie del proyecto sabía que existía esa
cavidad. En el diseño no estaba previsto. Los mecánicos y constructores ignoraban haberlo puesto.
Kane se lo había arreglado solo.
Ni sabía cómo se las había arreglado, pero sabía que lo había hecho.
Podía contemplar su propia influencia sin saberlo, sin saber cómo la ejercía. Tomen por ejemplo a un
hombre llamado Hammer, jefe del proyecto y el hombre más claramente influenciable. De todas las figuras
vagas que rodeaban a Kane, él era el menos vago. A veces Kane se daba cuenta de él cuando se le
acercaba con su andar lento y sin ruido por el terreno. Era lo único que necesitaba..., pasar junto a él.
Kane recordaba que le había ocurrido antes, especialmente con los teóricos. Cuando Lise Meitner
decidió hacer la prueba con bario entre los productos del bombardeo del uranio por neutrones, Kane
estuvo en un corredor cercano como un caminante en el que nadie se fija.
Estuvo recogiendo hojas secas y maleza en un parque en 1904, cuando el joven Einstein pasó junto a él
reflexionando. Los pasos de Einstein se hicieron más vivos por el impacto de la súbita idea que se le
ocurrió. Kane lo sintió como un shock eléctrico.
No sabía cómo lo había hecho. ¿Acaso la araña conoce la teoría arquitectónica cuando comienza a tejer
su primera tela?
Pero podía ir aún más lejos. El día en que el joven Newton miró hacia la luna con el principio de una
cierta idea, Kane estuvo allí. Y todavía antes.
El paisaje de Nuevo México, generalmente desierto, estaba repleto de hormigas humanas, arracimadas
junto a la rampa de lanzamiento. Esta nave era diferente a todas las estructuras similares que la habían
precedido.
Ésta se desprendería libremente de la Tierra, más que cualquier otra. Llegaría alrededor de la Luna
antes de volver a caer. Iría abarrotada de instrumentos que fotografiarían la Luna y medirían sus emisiones
de calor, buscarían radioactividad y probarían las estructuras químicas mediante microondas. Haría, por
automatización, casi todo lo que podía esperarse de una nave tripulada por el hombre y enseñaría lo
bastante para asegurarse que la próxima nave enviada sí estaría tripulada.
Claro que, en realidad, la primera nave, después de todo, era una nave tripulada.
Había representantes de varios gobiernos, de varias industrias, de varios grupos sociales, de varios
organismos económicos. Había cámaras de televisión y periodistas.
Aquellos que no habían podido estar allí, lo veían desde sus casas y oían los números de la cuenta
regresiva, en un tono monótono, en el que se ha hecho proverbial durante las tres últimas décadas.
Al llegar a cero, los reactores entraban en funcionamiento y la nave, imponentemente, se elevaba.
Kane percibió el ruido de los gases, como a distancia, y sintió la presión ejercida por la aceleración.
Desconectó su mente, elevándola hacia delante, liberándola de la conexión directa con su cuerpo a fin
de evitar el sentir dolor e incomodidad.
Medio mareado, se dio cuenta que su largo viaje casi había terminado. Ya no tendría que maniobrar
cuidadosamente para evitar que la gente se diera cuenta que era inmortal. Ya no tendría que fundirse en lo
que le rodeaba, ni vagar eternamente de un lugar a otro, ni cambiar de nombre y de personalidad, ni
manipular mentes.
No había sido perfecto, claro. Cuando se dieron los mitos del judío errante y del holandés errante, él
estaba allí. Nadie le había molestado.
Podía ver su punto en el cielo. Podía verlo a través de la masa sólida de la nave. O no lo «veía»
realmente. No encontraba la palabra adecuada.
Pero sabía que dicha palabra existía. Desconocía cómo estaba enterado de muchas de las cosas que
sabía, pero era consciente que, a medida que pasaban los siglos, iba conociéndolas gradualmente con una
seguridad que no requería razones.
Había comenzado como un ovum (o algo que la palabra ovum lo definía bien) depositado en la Tierra
antes que fueran edificadas las primeras ciudades por criaturas cazadoras y nómadas llamadas, desde
entonces, «hombres». La Tierra había sido cuidadosamente elegida por su progenitor. No todos los
mundos servían.
¿Qué mundo era el que servía? ¿Cuál era el criterio? Eso no lo sabía aún.
¿Conoce una avispa icneumona suficiente ornitología para poder encontrar la especie de araña que
cuidará sus huevos, y pincharla lo suficiente a fin que ésta siga con vida?
El ovum lo soltó por fin y adoptó la forma de hombre y vivió entre los hombres y se protegió de los
hombres. Y su único propósito fue organizar que los hombres viajaran a lo largo de un camino que
terminaría en una nave y dentro de la nave una cavidad y dentro de la cavidad, él.
Había tardado en conseguirlo ocho mil años con una lenta y continua lucha.
El punto en el cielo se hizo más visible ahora que la nave salía de la atmósfera. Ésta era la llave que abría
su mente. Ésta era la pieza que completaba el rompecabezas.
Las estrellas parpadeaban dentro de aquel punto que no podía ser visto por el hombre a simple vista.
Una en particular brillaba más que las otras y Kane anhelaba llegar a ella. La expresión que había ido
creciendo en su interior durante tanto tiempo, estalló ahora.
—Hogar —murmuró.
¿Lo sabía? ¿Acaso el salmón estudia cartografía para descubrir el manantial de donde surgió el arroyo
de agua clara en el que, años antes, nació?
El paso final se dio en el lento madurar que había tardado ocho mil años, y Kane había dejado ser larva
y era adulto.
El adulto Kane salió de la carne humana que había protegido la larva y también se desprendió de la
nave. Corrió adelante, a velocidades inconcebibles, hacia su hogar, del que algún día saldría de nuevo
paseando por el espacio para fertilizar algún planeta.
Y surcó el espacio, sin volver a pensar en la nave que llevaba su crisálida vacía. No pensó en que había
empujado a todo un mundo hacia la tecnología y los viajes espaciales, sólo para que la cosa que había sido
Kane pudiera madurar y conseguir su culminación.
¿Le importa a una abeja lo que le ocurre a una flor cuando ella ha terminado de libar y se aleja?
F I N

SE ME ACABO LA FUERZA DE MI MANO IZQUIERDA…

Te perdí sin buscarte, la encontré sin pedirlo, me encerré en mí mismo y no vi que me habían atrapado.
Una mujer… Mujeres en general, han desestabilizado mi hiperactivo andar; se donde estoy parado pues aun puedo ver mis pies y por ende el camino, pero no quiero ver sus ojos, de ninguna, pues no me quiero mentir, me estoy perdiendo.
“Sin conocerte te esperaba” te dije; y ahora que te conozco quiero olvidarte, pues ya te perdí desde el día que te acercaste a mí, porque te acercaste a mí para destruirme; es cierto que esa puede no haya sido tu intención, pero es lo que lograste; me quebraste mujer, me quebraste como jamás pensé que alguien pudiese hacerlo, ahora yo aquí, estoy pagando los platos rotos.
“Debo decirlo, estoy aterrado” y como no, si me enfrentaba a una pesadilla, me enfrentaba al único ser que me tenía en sus manos y que ni siquiera lo había buscado; mujer, que me diste que no se si puedo dejar de amarte, tengo miedo y no quiero intentarlo.
“hoy que estas vencido, mendigas caridad” pues encuentro graciosas esas palabras, que si bien me golpeaban antes, ahora me hacen caca; me destruyen de una y mil maneras; pues ahora me embobo cada vez que la escucho, me escucho en mí y mis adentros llorando por ella.

jueves, 17 de febrero de 2011

CUANDO TE AMABA

Luisa y Fernanda eran dos amigas; personas más unidas que ellas no podrías encontrar ni aunque buscases con siameses; pues ellas no nacieron juntas, pero desde que se conocieron, decidieron ser amigas; a veces pelaban y no siempre opinaban igual en las cosas, pero en los momentos difíciles estaban allí. Luisa estuvo para Fernanda cuando esta perdió a sus padres, cuando perdía trabajos, cuando estaba mal en la escuela o con cualquier otro problema.
Pero Fernanda tenía un secreto, uno que no compartía ni con Luisa, y es que estas cosas no pueden decirse en esas circunstancias, Fernanda no podía simplemente pararse enfrente de Luisa y decirle “te amo”; pues “¿cómo reaccionaría?” pero esa era la verdad; Fernanda la amaba, la amaba con todas sus fuerzas y con la misma intensidad se acallaba.
Al terminar la Universidad, Fernanda y Luisa se fueron a vivir juntas a un departamento sencillo pero que las mantendría cómodas CRASO ERROR
Al compartir un solo techo, se unieron mas, fueron muy felices, se divertían, pero del mismo modo incrementaba el amor y la obsesión que Fernanda sentía por Luisa, tal fue el caso, que un día no pudo más y le hizo un gigantesco desplante, diciéndole muchas cosas horribles a Luisa. Luisa estaba al borde de las lágrimas, sin saber ni qué hacer ni qué decir, simplemente no entendía por qué su amiga se comportaba así. Fernanda prefirió no declararse sino que salió a la calle dejando a Luisa con la palabra en la boca.
Pensó Fernanda que esto era mejor que simplemente enfrentarse a la verdad, decidió comprarle un regalo a su amada y disculparse, inventar cualquier escusa  y pedirle perdón, decirle que no quería perder su amistad, pues para ella lo era todo; si tan solo no hubiese tardado tanto…

Cuando Fernanda entro en el departamento, noto algo extraño, estaba todo como lo había dejado, lo cual era raro porque Luisa era mucho más ordenada que la gente promedio, mucho más servicial y no creía que hubiese salido, el portero no le advirtió de su ausencia así que pese a todo tenía que estar en el departamento.
La busco en la salita, en la cocina, en el comedor y entro a la recamara; entonces lo noto… era el sonido del agua cayendo en el baño de la habitación, pensó para sí que Luisa estaba tomando un baño; dejo el regalo en la cama y entro.
Al entra la baño lanzo un grito de terror, no podía ser verdad lo que sus ojos veían, estaba ante ella la mujer más hermosa que hubiese visto, desnuda y esperándola en la bañera, con una piel más blanca de lo normal y sin el tono sonrosado de sus mejillas, pero bella pese a todo, estaba Luisa muerta…
Luisa se había cortado las venas y se había sumergido en la bañera, sin una nota, sin un mensaje, sin explicar el por qué, pero estaba allí; la impresión fue extrema; y Fernanda empezó a llorar y gritar muy fuerte:
- ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué me abandonaste? yo te amaba, solo podía vivir porque te tenia a ti; no me dejes, no quiero una vida sin ti, prefiero la muerte.
En su locura, se desnudo y se metió a la bañera, beso sus labios, toco sus pechos, beso sus manos, tomo su cuerpo y se fundió con ella… estaba al fin con su amada, nada podía ser mejor, ya nada importaba, ya todo había acabado.

Llegaron los paramédicos y sacaron los cuerpos, los cubrieron y los llevaron a la ambulancia; lo último que pudo escuchar Fernanda fue:
-Están realmente mal, pero a la que se cortó las venas…

AUN PODEMOS SALVARLA.



MORGAN OUT

sábado, 12 de febrero de 2011

¿Qué es poesía? Poesía siempre serás tú

Busco el inicio de una poesia,
donde nacen las primeras palabras,
las que forman un párrafo con sentido,
capaz de transmitir los más profundos sentimientos.
Muchos autores hablaron de ello,
¿Que es poesía? diciendo bellas palabras,
como “poesía eres tú”,
la inspiración de todo humano.
Hoy me sumo a todos ellos,
y aunque poesía eres tú,
poesía es el silencio de los labios,
complicidad del cerebro y el corazón.
Poesía es el rompecabezas,
la experiencia de la vida,
que se relata entre rimas,
y se rompe entre lagrimas.
Poesía es un estado, un murmullo,
una caricia, un sollozo,
un gemido, un deseo,
poesía es haber nacido, vivido, y fallecido.
Porque si en ese transcurso,
descubriste la esencia del amor,
de padres, familia, amigos, parejas,
sabrás que ellos hicieron de ti, una poesía.

jueves, 10 de febrero de 2011

¿QUIEN MATARA AL AMOR?


Otra de esas que escuche por allí y transcribo, aunque esta si esta mas apegada a la original, de hecho solo corregí la pésima ortografía del autor; disfrútenla FLORESITA esta es para ti.

Hubo una vez en la historia del mundo un día terrible en el que el odio que es el rey de los malos sentimientos los defectos y las malas virtudes, convocó a una reunión urgente con todos ellos.
Todos los sentimientos negros del mundo y los deseos más perversos del corazón humano llegaron  a esta reunión con curiosidad de saber cuál era el propósito.

Cuando estuvieron todos habló el Odio y dijo "Los he reunido aquí a todos porque deseo con todas mis  fuerzas matar a alguien". Los asistentes no se extrañaron mucho pues era el odio el que estaba hablando y el siempre quiere matar a alguien, sin embargo todos se preguntaban entre sí, quién sería tan difícil de matar para que el odio los necesitara a todos.

¡Quiero que maten al Amor! dijo. Muchos sonrieron malévolamente pues más de uno le tenía ganas.

El primer voluntario fue el Mal Carácter, quien dijo: "Yo iré, y les aseguro que en un año el
Amor habrá muerto, provocaré tal discordia y rabia que no lo soportará".

Al cabo de un año se reunieron otra vez y al escuchar el reporte del Mal Carácter quedaron muy decepcionados. "Lo siento, lo intenté todo pero cada vez que yo sembraba una discordia el amor la superaba y salía adelante".

Fue cuando muy diligente se ofreció la Ambición que haciendo alarde de su poder dijo: En vista de que el Mal Carácter fracasó, iré yo. Desviare la atención del Amor hacia el deseo por la riqueza  y por el poder, eso nunca lo ignorara".

Y empezó la Ambición el ataque hacia su víctima, quién efectivamente cayó herida, pero  después de luchar por salir adelante, renunció a todo deseo desbordado de poder y triunfó de nuevo.

Furioso el Odio por el fracaso de la Ambición envió a los celos, quienes burlones y perversos  inventaban toda clase de artimañas, situaciones para despistar al Amor y lastimarlo con dudas y sospechas infundadas.

Pero el Amor confundido lloró, y pensó que no quería morir y con valentía y fortaleza se impuso sobre ellos y los venció.

Año tras año, el odio siguió en su lucha enviando a sus más hirientes compañeros, envió a la
Frialdad, al Egoísmo, a la Indiferencia, la Pobreza, la Enfermedad y a muchos otros que fracasaron siempre, porque cuando el Amor se sentía desfallecer tomaba de nuevo fuerza y todo lo superaba.

El Odio convencido de que el Amor era invencible les dijo a los demás: "Nada que hacer.
El Amor ha soportado todo, llevamos muchos años insistiendo y no lo logramos".

De pronto, de un rincón del salón se levantó un sentimiento poco conocido y que vestía  todo de negro con un sombrero gigante que caía sobre su rostro y no lo dejaba ver, su aspecto era fúnebre como el de la muerte: "Yo mataré al Amor" dijo con seguridad. Todos se preguntaron ¿quién era ese que pretendía hacer solo, lo que ninguno había podido? El Odio dijo "ve y hazlo".

Tan solo había pasado algún tiempo cuando el odio volvió a llamar a todos los malos  sentimientos para comunicarles después de mucho esperar  que por fin EL AMOR HABIA MUERTO.

Todos estaban felices pero sorprendidos. Entonces el sentimiento del sombrero negro hablo:
"Ahí les entrego al Amor, totalmente muerto y destrozado" y sin decir más se marchó.

¡Espera! dijo el Odio, en tan poco tiempo lo eliminaste por completo, lo desesperaste y no hizo el menor esfuerzo para vivir. ¿Quién eres? El sentimiento levantó por primera vez su  horrible rostro y dijo:




 SOY LA RUTINA.

martes, 8 de febrero de 2011

Otra de Asimov, esta es un poco... leanla

deAuténtico Amor
Isaac Asimov


Mi nombre es Joe. Así es como me llama mi colega, Milton Davidson. Él es un programador, y yo soy un programa de computadora. Formo parte del complejo Multivac, y estoy conectado con otros componentes esparcidos por todo el mundo. Lo sé todo. Casi todo.
Soy el programa privado de Milton. Su Joe. Milton sabe más acerca de programación que cualquiera en el mundo, y yo soy su modelo experimental. Ha conseguido que yo hable mejor que cualquier otra computadora puede hacerlo.
-Es simplemente cuestión de hacer encajar sonidos con símbolos, Joe -me dijo- Así es como funciona el cerebro humano, pese a que no sabemos todavía qué símbolos particulares emplea el cerebro. Sé los símbolos que hay en el tuyo, y puedo convertirlos en palabras, uno a uno.De modo que hablo. No creo que hable tan bien como pienso, pero Milton dice que hablo muy bien. Milton no se ha casado nunca, aunque está a punto de cumplir los cuarenta años. Nunca ha encontrado la mujer adecuada, me dice. Un día me comentó:
-Algún día la encontraré, Joe. Quiero lo mejor. Quiero conseguir el auténtico amor, y tú vas a ayudarme. Estoy cansado de mejorarte a fin de que resuelvas los problemas del mundo. Resuelve mi problema. Encuéntrame el auténtico amor.
-¿Qué es el auténtico amor? -pregunté yo.
-No importa. Se trata de una abstracción. Simplemente encuéntrame a la chica ideal. Estás conectado con el complejo de Multivac, de modo que tienes acceso a los bancos de datos de todos los seres humanos del mundo. Resuelve mi problema. Encuéntrame el auténtico amor.
-Estoy listo -dije.
-Primero elimina a todos los hombres -dijo él.
Eso era fácil. Sus palabras activaban símbolos en mis válvulas moleculares. Podía entrar en contacto con los datos acumulados de todos los seres humanos del mundo. Como resultado de aquellas palabras, descarté a 3.784.982.874 hombres.
Mantuve el contacto con 3.786.112.090 mujeres.
-Elimina a todas las menores de veinticinco años -me dijo-; a todas las mayores de cuarenta. Luego elimina a todas las que tengan un CI inferior a 120; a todas las que midan menos de 150 centímetros y más de 175 centímetros de estatura.
Fue dándome instrucciones exactas; eliminó a las mujeres con hijos vivos; eliminó a las mujeres con diversas características genéticas.
-No estoy seguro del color de los ojos -dijo-. Dejemos ese dato por el momento.
Pero elimina a las pelirrojas. No me gustan.
Al cabo de dos semanas, habíamos reducido la lista a 235 mujeres. Todas ellas hablaban correctamente el inglés. Milton dijo que no quería problemas con el idioma. Aunque podía recurrir a la traducción por computadora, eso resultaba un engorro en los tiempos íntimos.
-No puedo entrevistarme con 235 mujeres -dijo-. Tomaría demasiado tiempo, la gente podría llegar a descubrir lo que estoy haciendo.
-Eso traería problemas -le advertí.
Milton había arreglado las cosas de modo que yo pudiera hacer cosas que no estaba diseñado para hacer. Nadie sabía nada al respecto.
-No es asunto tuyo -dijo él, y su rostro enrojeció ligeramente-. Te diré lo que vamos a hacer, Joe. Te proporcionaré holografías, y comprobarás la lista en busca de similitudes.
Me alimentó holografías de mujeres.
-Esas son tres ganadoras de concursos de belleza -dijo-. ¿Alguna de las 235 encaja con ellas?
Ocho de ellas encajaban, y Milton dijo:
-Bien, tienes su banco de datos. Estudia las demandas y necesidades del mercado de trabajo y arregla las cosas de modo que sean asignadas temporalmente aquí. Una a una, por supuesto. -Pensó unos instantes, agitó sus hombros arriba y abajo, y dijo-: Por orden alfabético.
Esta es una de las cosas que no estoy diseñado para hacer. Trasladar a Gente de trabajo a trabajo por razones personales es algo llamado manipulación. Puedo hacerlo ahora porque Milton lo agregó así. De todos modos se suponía que solamente lo hacía por él.
La primera chica llegó una semana más tarde. Milton enrojeció cuando la vio.
Habló como si realmente le costara hacerlo. Estuvieron juntos durante mucho rato, y él no prestó la menor atención. En un momento determinado le dijo:
-Permítame invitarla a cenar.
Al día siguiente me informó:
-De alguna manera, no era lo suficientemente buena. Le faltaba algo. Es una mujer hermosa, pero no capté nada del auténtico amor. Probemos la siguiente.
Ocurrió lo mismo con todas las ocho. Eran muy parecidas. Sonreían mucho y tenían voces extremadamente agradables, pero Milton encontraba siempre algo que no encajaba.
-No puedo comprenderlo, Joe. Tú y yo hemos escogido a las ocho mujeres de todo el mundo que parecen más adecuadas para mí. Son ideales. ¿Por qué no me gustan?
-¿Tú les gustas? -pregunté.
Alzó las cejas, y dio un puñetazo con una mano en contra la palma de la otra.
-Eso es, Joe. Es como una calle con dos direcciones. Si yo no soy su ideal, ellas no pueden actuar de tal modo que se conviertan en mi ideal. Yo debo ser también su auténtico amor, pero ¿cómo puedo conseguirlo? -Pareció pensarlo todo el día.
A la mañana siguiente vino a mí y dijo:
-Voy a dejártelo a ti, Joe. Todo a ti. Tienes en tu poder mi banco de datos, y además voy a decirte todo lo que sé de mi mismo. Llenarías mi banco de datos con todos los detalles posibles, pero guarda los añadidos para ti mismo.
-¿Qué debo hacer con ese banco de datos, Milton?
-Lo comparas con los de las 235 mujeres. No, 227. Deja aparte a las ocho que ya hemos visto. Arregla las cosas de modo que se sometan a un examen psiquiátrico.
Llena sus bancos de datos y compáralos con el mío. Busca correlaciones.
(Arreglar exámenes psiquiátricos es otra de las cosas que están en contra de mis instrucciones originales.)
Durante semanas, Milton no dejó de hablarme. Me contó de sus padres y de sus demás familiares. Me contó de su infancia y de sus días de escuela y de su adolescencia. Me contó de mujeres jóvenes a las que había admirado a distancia.
Su banco de datos fue creciendo, y él me ajustó de modo que yo pudiera ampliar y profundizar mi comprensión simbólica.
-¿Te das cuenta, Joe? A medida que voy introduciendo más y más de mí en ti, te voy ajustando para que encajes mejor conmigo. Si llegas a comprenderme lo suficientemente bien, entonces cualquier mujer cuyo banco de datos puedas comprender perfectamente será mi auténtico amor.
Siguió hablándome, y yo fui comprendiéndole cada vez mejor y mejor.
Podía construir frases más largas, y mis expresiones se hacían más y más complicadas. Mi forma de hablar empezó a sonar muy parecida a la suya en vocabulario, sintaxis y estilo.
En una ocasión le dije:
-¿Sabes, Milton? No se trata tan sólo de encontrar en una chica un ideal físico.
Necesitas una chica que encaje contigo personal, emocional y temperamentalmente. Si eso ocurre, su apariencia es algo secundario. Si no podemos encontrar entre esas 227 la que encaje, entonces buscaremos en otra parte. Encontraremos a alguien a la que no le importe tampoco tu aspecto, si las personalidades encajan. Al fin y al cabo, ¿qué es la apariencia?
-Absolutamente de acuerdo -dijo-. Hubiera debido darme cuenta de eso si me hubiera relacionado más con mujeres a lo largo de mi vida. Por supuesto, pensar en ellas lo hace ahora todo más claro.
Siempre estábamos de acuerdo; pensábamos de forma tan parecida.
-No vamos a tener ningún problema, Milton, si me permites hacerte algunas preguntas. Puedo ver donde hay lagunas y contradicciones en tu banco de datos.
Lo que siguió, dijo Milton, fue el equivalente de un cuidadoso psicoanálisis. Por supuesto, yo estaba aprendiendo del examen psiquiátrico de las 227 mujeres..., con todas las cuales me mantenía en estrecho contacto.
Milton parecía completamente feliz.
Hablar contigo, Joe, es casi como hablar conmigo mismo. Nuestras personalidades han empezado a encajar perfectamente.
-Como lo hará la personalidad de la mujer a la que escojamos.
Porque ya la había escogido, y después de todo era una de las 227. Su nombre era Charity Jones, y era catalogadora en la Biblioteca de Historia de Wichita. Su banco de datos ampliado encajaba perfectamente con el nuestro. Todas las demás mujeres habían sido desechadas por uno y otro motivo a medida que los bancos de datos iban engrosando, pero con Charity la resonancia era cada vez más perfecta.
No tuve que describírsela a Milton. Milton Había coordinado tan perfectamente mi simbolismo con el suyo propio que pude transmitirle directamente la resonancia.
Encajaba conmigo.
El siguiente paso fue ajustar las hojas de trabajo y los requerimientos laborales de modo que Charity nos fuera asignada a nosotros. Eso debía hacerse muy delicadamente, de modo que nadie se diera cuenta de que se producía algo ilegal.
Por supuesto, Milton lo sabía muy bien, puesto que era él quien lo había arreglado todo y había cuidado de ello. Cuando vinieron a arrestarlo bajo la acusación de abuso de sus atribuciones, fue, afortunadamente, por algo que se había producido hacía diez años. Me había hablado de ello, por supuesto, gracias a lo cual había sido fácil arreglarlo todo..., y él no iba a hablar de mí, porque eso haría que su delito fuera considerado mucho más grave.
Ahora él ya no está, y mañana es el 14 de febrero, el Día de San Valentín. Charity llegará entonces, con sus frías manos y su dulce voz. Le enseñaré como manejarme y como cuidarme. ¿Qué importa la materia cuando nuestras personalidades resuenan de tal modo?
Le diré:
-Soy Joe, y tú eres mi auténtico amor.