domingo, 29 de diciembre de 2013

Carta escrita el 10 de Diciembre y que hoy no se si seguira vigente



Permíteme darte un regalo; un regalo no por el renombramiento de la fiesta pagana a la cual llaman NAVIDAD; no por un año más que se nos va de las manos y que nos acerca más a el evidente final, no porque sea tu cumpleaños, no porque sea una fecha especial, sino porque quiero dárselo a ustedes EMMANUEL, MIRIAM, DAVID, EDUARDO, MÓNICA, ELIZABETH, MARIELA, GLADIS Y ROBERTO porque son parte fundamental de mi vida, hoy mismo no se qué haría si alguno de ustedes me faltara. Del mismo modo que pasa con mis demás amigos ¿entonces porque ellos no están enumerados? 

Piénsalo bien y lo entenderás, mientras tanto este es tu regalo:

¿Qué fue el 2013?

Me pregunto dubitativamente ¿valió la pena vivir este año? en este año, pasaron muchas cosas, buenas, malas, normales, cosas a fin de cuentas.
 
Este año, leí pocos libros, escribí menos, trabaje muy poco, le puse muy poco esfuerzo a todo lo que hice (que dicho sea de paso, fue poco); me aleje un poco de la gente que quiero, o más bien dicho, no pude estar tanto tiempo con las personas que me importan que no forman parte de mi familia. Hice mucho daño y me lastimaron mucho.

Entonces ¿Valió la pena vivir este 2013?

La respuesta no está muy clara, hace tres años escribí unas líneas similares. En las que no solo les agradecía a ustedes cada momento que han pasado a mi lado, sino que decía sin miramientos que todo lo malo que había pasado había sido para bien… pues bien hoy no es igual.

Si en años anteriores me vi desplazado de mis amigos, este año por estúpidos pensamientos me he sentido rezagado, he sentido que mis amigos ya no me necesitan, cosa que agradezco, he sentido que no tengo la valentía que debería haber tenido para llegar hasta aquí, que si antes había caído y me había levantado, ahora que estoy solo estoy a rastras.

En este año pasaron cosas tan drásticas que me dejaron sin habla, muchas de las cuales salieron de mi control; de hecho, en algunos caso lo malo de esas cosas es que no estuvieron en mi control, por segunda vez perdí a un ser que aun no conocía y eso mato una parte de mi, por segunda vez murió una parte de mi por la misma razón, después de la cual empecé a caer en un pesimismo y al día de hoy ya no se qué será de mi vida.

Ocupo estas líneas para despedirme del 2013 y de las personas que nombre, pues aun cuando no las vi tanto como quisiera si las quiero más de lo que se puede ver. No sé que me depara el futuro, pero no creo que ustedes deban estar cerca de mi cuando pase, pues los quiero y antes que nada esta su bienestar. 

Quiero decirles que no desprecio lo que hemos pasado juntos y que los admiro porque ustedes si decidieron seguir adelante… pero yo no.

Ya no quiero seguir esforzándome por un mundo que no vale la pena, un mundo que nos tira a matar cuando nosotros solo queremos que nos dejen en paz y es eso precisamente lo que buscare, paz y para lograrlo le declaro la guerra al mundo y lo desafío a destruirme que me llevare a tantos como pueda conmigo… aunque me cueste la vida.

Quiero que entiendan que no busco mi autodestrucción pero es la única salida a esto, pues si les gusto convivir con el “Enrique” noble que simplemente estaba ahí y que intentaba hacer de este un lugar mejor para disfrutar con la persona amada y con los seres queridos, será mejor que se despidan de él, pues ha perdido toda esperanza de lograr su cometido.

“Perdí mi brújula y me he perdido, no busco un puerto sino encallar ante las olas de la vida ya no puedo y ya no me quedan fuerzas para remar”

Me regalo a mi mismo el derecho de rendirme, el derecho de no seguir adelante y de permitirme viajar como dicte el destino. Así que, para mi Enrique De Jesús Ruiz Rodriguez el 2013 solo valió la pena vivirlo por ser el último.

Enrique in.

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